Al momento de escribir esto han transcurrido 5 meses de alteración en las actividades cotidianas en la Argentina. La educación en todos sus estamentos se ha trastornado y ha debido recurrir a otros medios para cumplir parcialmente con sus objetivos. En algunos casos se ha modificado la construcción básica, universal, mientras que en otros se ha alterado también la acción emergente de la formación. La formación médica de posgrado cumple períodos de tiempo rigurosos: en nuestra especialidad cuatro años de Residencia y tiempos variables de post-residencia. Indiscutiblemente esos tiempos se han desencajado. Si bien a través de las comunicaciones virtuales con asistencia y participación en presentaciones, seminarios y webinars se ha incrementado la formación teórica, indudablemente ha disminuido la participación asistencial activa con notoria merma en las actividades quirúrgicas. En muchas instituciones se han atendido urgencias traumatológicas, aunque algunas en menor cantidad por el aislamiento, mientras que las prácticas electivas ortopédicas han decrecido francamente al menos en las localidades urbanas de alta densidad.
Nuestras especialidades son quirúrgicas y la mengua en su acción va en detrimento de la formación. Pero la formación no es una entelequia que tiene que ser lograda por promoción. Es acción para ubicarse y resolver problemas. Y para ello debemos tener la suficiente idoneidad que da el tiempo para alcanzar los objetivos programados.
Si esta situación sanitaria actual persistiera se complicará aún más esta formación de posgrado haciendo cuestionable si los residentes y fellows hayan podido cumplir con las etapas formativas programadas. Es verdad que el tiempo puede ser, en algunos aspectos, una variable secundaria, aunque necesaria, con respecto a los objetivos. Entonces si no se pueden cumplir con los tiempos de la currícula deberá repensarse la posibilidad de lograr los objetivos y ver de cual forma se pudieran cumplir.
Algunas instituciones han decidido suspender la promoción de médicos residentes de la especialidad por el término de un año extendiendo las obligaciones y derechos de los mismos. Otras, hasta el momento, no se han expedido al respecto. Seguramente las instituciones privadas pueden tener mayor nivel de decisión y rapidez para ajustarse según sus demandas. Es posible que aquellas residencias públicas enroladas dentro de niveles jurisdiccionales se hallen más limitadas para tomar decisiones individuales y deban proceder según las decisiones políticas. En todo caso podría no ser la única alternativa.
“La Residencia puede considerarse como un sistema de socialización profesional, en el que a través de una estrategia de inmersión los jóvenes médicos se apropian de los valores, normas, prácticas, conocimientos del grupo al que aspiran pertenecer. Cuando se caracteriza la residencia como un sistema de socialización, se enfatiza la capacidad del ambiente/medio hospitalario para promover los aprendizajes que conducirán a la solvencia en el desarrollo de prácticas profesionales en situaciones habituales. Cada cual se irá apropiando de los conocimientos, los usos y las costumbres propios del grupo”. Estas son palabras de R Malamud y su enunciación obliga a cavilar si las condiciones para que ello se cumpla están dadas en esta época.
La educación en las residencias médicas, ha atravesado un proceso de mejora a través del cambio a un currículo por competencias. Las competencias, a su vez, significan que el Residente cuenta con el saber, el saber hacer y el saber ser. Evidentemente las bases de conocimientos y competencia podrían no verse afectadas pero sí aquellas de la actuación y la práctica profesional.
Es necesario que se considere ya el problema eventual a presentarse. Tiempos de estudio y formación recortados en un porcentaje aún no determinado pueden alterar la consecución de los objetivos.
Los tiempos cronológicos pueden haberse cumplido, los funcionales quizás no. Entonces los responsables docentes y aún los mismos jóvenes profesionales deberán preguntarse si los objetivos se han cumplido y en cual medida para así actuar en consecuencia. La Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología a través de su Comité de Residencias y Sistemas Equivalentes esta dispuesta a colaborar y participar si los actores determinantes lo juzgaran conveniente.
Dr. Carlos Tello, Presidente del Comité de Residencias
Comité de Residencias de la AAOT